65% más liviano que el envase de acero.
Este envase pesa 7,5 kg vacío y 21 kg lleno, mientras un envase de chapa (tradicional) vacío pesa aproximadamente 20 kg y lleno 35 kg.
Puede verse su contenido.
Permite comprobar fácilmente el nivel de combustible, optimizando la operación de recambio y logrando una mayor eficiencia operativa.
Se elimina el riesgo de explosión.
No sufre efecto bleve, se elimina el riesgo de explosión en caso de incendio.
Se reutiliza la totalidad del material que conforma el envase.